ESCULTURA "VENUS DE IBO"
Una versión con mi musa de rangos africanos como Hathor, la diosa egipcia del amor, la belleza, la música, la danza y la alegría.

Ibo Bonilla Oconitrillo

Empezando año 2024 con una escultura donde intento reunir simbolismos y enfoques artísticos históricos y poéticos sobre el amor espiritual y carnal, ya esbozados por Botticelli, Tiziano y Alejandro de Antioquía en sus versiones de Venus.

Un horcón de madera preciosa de Cocobolo guanacasteco (Pacífico Seco tropical de Costa Rica), sobreviviente a la intemperie por unos 70 años cuando fue probablemente desechado por tener algunos fallos de forma.

Sospechando sus vetas del corazón indestructible y bello, así como la tersura de su blanca y tersa albura, me incitaron a perfilar varias ideas sobre Venus y sus evocaciones.


Los rasgos dibujados a lo Botticelli y la doble inclinación de la cabeza respecto al cuerpo, aportan diferentes ángulos según la posición del observador, cada uno con un significado gestual diferente.

Las vetas y sus anillos permiten usarlas como curvas de nivel óptico para enfatizar las formas en un escorzo muy alargado, para sugerir espiritualidad.

En vista frontal de verticalidad convencional y social, su apariencia es bastante distinguible bajo los códigos comunes, pero si la miras lateralmente la complejidad y enigma emerge como protagonista y la dramática inclinación puede sugerir superioridad divina, o comprensión u otras expresiones acordes a la circunstancia y entorno.

Las formas siguen el canon clásico griego de 8 franjas virtuales del rostro, pero enmarcados en las dimensiones originales de la pieza de madera: 120x12x20cm, generando una alargada y esbelta.

En las otras caras de la pieza, utilizando trazos de geometría sagrada con el vesica piscis en varias proporciones y significados, se introducen nuevas formas y texturas como complemento de varias de las emociones sugeridas, como atributos misteriosos de Venus.

La inclinación hacia el frente alude a la comprensión, protección y divinidad,
La inclinación lateral invoca la aceptación y complicidad sin palabras.

En el proceso mental de síntesis de formas, participaron las imborrables imágenes de Amedeo Modigliani (Jeanne Hebuterne, Pablo Picasso (Mujer con sombrero), Alejandro de Antioquía (Venus de Milo), Sandro Botticelli y la divinidad egipcia del Amor (Hathor).

Botticelli desdobla la figura de Venus en dos versiones complementarias, la Venus celeste y la Venus terrenal, que simbolizan el amor espiritual y el amor material, una teoría derivada de El banquete de Platón. Botticelli por su temperamento se enmarcó en un estilo derivado del gótico trecentista italiano, en contraposición al naturalismo científico liderado por Masaccio. Este estilo se basaba en la preponderancia de la línea y el dibujo sobre el color, así como un deje estilizado y sentimentalista, de gracia femenina.
Tiziano hizo la misma contraposición en Amor sacro y amor profano (1515, Galería Borghese, Roma).

En esta obra, Botticelli se alejó de la descripción realista para priorizar el sentido alegórico de la obra. Así, prescindió de la perspectiva y distorsionó las formas, especialmente en cuanto a la estilización de las figuras. La naturaleza está idealizada, convertida en un escenario decorativo que busca más la estética, el ideal de belleza, que no la plasmación de una naturaleza real.

Venus de Milo, la obra fue creada en algún momento entre los años 130 a. C. y 100 a. C. Se observa en ella las influencias de Praxíteles y Fidias. Pudiera ser obra de Alejandro de Antioquía. Esta escultura posee un estilo característico del final de la época helenística. La composición de Praxíteles se caracterizaba por una línea muy flexible que divide las figuras si se traza en el medio de arriba abajo; todos tienden a estar reclinados.

Otros ángulos que muestran la belleza de la preciosa madera de Cocobolo.

Como respetuosa memoria a la historia de este trozo de madera, mantuve intactas las áreas que su pátina de sol y lluvia le imprimieron, haciéndole algunos dibujos conceptualmente complementarios a base de líneas y pulidos para observar el contraste de las diferentes texturas, tonos que aporta su naturaleza y las marcas inexorables del tiempo.

En un contexto paisajístico amplio se puede ver el dramatismo de las inclinaciones y esbeltez de la escultura.


...muchas gracias por haber leído este resumen de laberínticas elucubraciones a modo de muestra del quehacer escultórico.

 


NOTA: si desea más información sobre el proyecto, puede solicitarla a:

ibobonilla@gmail.com:

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