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¡Por los pelos de Mahoma!
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Por Ibo Bonilla Oconitrillo

Atrapado por la nieve, en un Studio-Salon  de un Washington decembrino, la prima que visitaba me convence de cortarme gratis un poco de canas, después de explicarle que durante los últimos 50 años no he pagado a ningún barbero ni estilista por hacerme ningún cortesito.

Sorpresa me causa que al final de la pelada, se disculpa aclarándome que no les está permitido usar la navaja ni la rasuradora para el delineado final:

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Cualquier sabio, ulama o alfaquí, no dudaría en calificar estas chicas de pecadoras conforme al
Corán y normas sobre pelos, ...los de Mahoma se conservan en el Mausoleo Konya en Turquía

No soy un unicornio, es que a la vuelta de este obelisco, tomé una foto que la postal de arriba
me aclaró sobre la leyenda de que Mahoma adoptó en Egipto normas para el depilado musulmán

Recuerdo el día que con mi padre fuimos a cortarnos el pelo a la Barbería Central en los bajos del Hotel Centroamericano, en la avenida segunda, frente a la inolvidable Soda La Cañada…

…La Cañada… y esas empanadas de queso,… frescos de mozote,… la algarabía de las tardes danzantes que brotaba del salón de baile El Herediano, en los altos de la soda…

…mi padre decía que no convenía ir allí porque sólo llegaban “pachucos” que bailaban “swing”,…aunque las asiduas minifalderas estaban de buen mirar.

Ese día, fue el quiebre de los pelos de mi vida: ya peluquiados y perfumados camino al Mercado Central, mi papá reflexiona en voz alta sobre lo caro que cobran los barberos. Como siempre, le pregunto: ¿Y no podemos hacerlo nosotros mismos?. Y como siempre me responde: ¡Vamos a intentarlo!

Reorientamos el rumbo hacia la tienda El Buen Precio, de los Jiménez-Nema, unos libaneses que vendían de todo, y allí mismo compramos tijeras de puntas, cepillo y una genial rasuradora manual,… la navaja y la brocha enjabonadora ya mi padre las tenía,…

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Primeros instrumentos usados para aprender el oficio de Barbero-Cantinero, luego incorporamos
la maquinita patentada por Mr. Gillette el 15 de noviembre de 1904. ...¡Así como Ronaldo quedé!

A partir de allí, me convertí en experto modelo para que cualquier selecta, intrépida y creativa candidata aprendiera a cortarme el pelo, por todo el tiempo que durara la amistad y se rompiera la resistencia al matrimonio.

Ya en la cantina (porque mi padre tenía una), como no teníamos una de esas lindas sillas de barbero, tomamos lo que teníamos a mano, un banco alto de cantina, que además era más apropiado para un niño (no por el guaro, sino por la altura). …Manos a la obra !!!

Como ya tenía el cabello corto, optamos por un modelito de flequillo como el que luego usó Ronaldo, que a la postre estaba de moda por esos días, además era más simple técnicamente hablando.

Como siempre… ¡Sorpresa!... estábamos en plena faena, cuando llega un señor a “echarse un trago” y asombrado y complacido dice: ¡No sabía que Usted es peluquero!... ¡Ya mismo le traigo a los dos carajillos!

…Así empezó el oficio de Barbero-Cantinero de mi padre y yo… ¡Síii,… yo también, porque luego practiqué con mis hermanos y algunas veces llegaban varios niños-clientes a la vez!... Como siempre, estaba dispuesto a ayudarle a mi padre, …de todas maneras era una idea compartida. ¡Como siempre, le agradezco haberlo permitido!

Pero el paso a “estilista” lo di ya a inicios de la universidad, cuando una compañera del “Curso de Probabilidades”, me invitó a estudiar juntos, pero debíamos hacerlo por la mañana en un Salón de Belleza, que tendríamos que cuidar mientras la Gerente (su hermana) atendía una urgencia, …el salón era de mucho lujo y había que tomar las citas mientras llegaban por la tarde los estilistas y demás personal.

Sin tocar siquiera, un vendedor de cosméticos entró al salón, entregó su pedido y me dice directo y mirándome a los ojos :

Y así, para descansar de las probabilidades, le hice un corte “profesional” y ambos muy contentos, ya que se le notaba en la cara lo contento y radiante. ¡…siempre me parece que el espejo no reflejaba su pelo, sólo su radiante cara!

De vez en cuando miraba a mi compañera y al principio la vi aterrorizada, luego preocupada y después llorando de risa. ¿Qué estaría viendo o pensando?

Como saben, esa materia es más enredada que un “tupé” y llegó la tarde y con ella el famoso estilista Enriquito, el atlético consentido de la “high class” de las damas josefinas, todo normal, hasta que mi amiga se me abalanza y de cuerpo encima me acaricia y me besa…!!!

Luego de dejar bien claro las condiciones, pregunto a mi amiga: