IBO, JUGANDO FUTBOL?, ???, !!!, !!!

Puedo proclamar y proclamo que es cierto el dicho de que "todos tenemos nuestra oportunidad al minuto de gloria", y agrego que es reiterado, siii..., ...hasta en el fútbol, porque el fútbol, como diría mi admirado pianista e intelectual Jaques Sagot:

"El fútbol es más que fútbol: es una metáfora de la vida, de sus jerarquías y estructuras sociales, de su dinámica convivencial, de todo cuanto en ella hay de noble y de ruin. Es una sublime y supremamente civilizada, alegoría de la guerra, y de la danza, y del diálogo, y de la improvisación, del carnaval como de la más fría estrategia"

Puedo contarles algunos de esos toques épicos que he disfrutado "jugando al fútbol", en mi escala y circunstancia, pero además debo aclarar que poco ha sido mi intención, literalmente he sido empujado (como Juan Santamaría) en el momento y lugar justos para meter el gol de mi particular gloria.

Y es que en la escuela y el colegio, nunca jugué fútbol, porque era tan oficial como tantas cosas que no me daba la gana hacer: cantar el himno, rezar al inicio de las clases, ser parte de la junta directiva o ser abanderado en los desfiles patrióticos. Y todo lo oficial me incomodaba y ahora sé que me molesta, por eso prefería practicar voleibol, que tenía el valor agregado de que la mayoría eran mujeres en ajustados pantaloncillos cortos, ...seguro por eso me reclamaban la falta de concentración en el juego, yo lo atribuí mucho tiempo a ser mal jugador.

Sin embargo, tiempo después, durante quince años jugué mejenga (fútbol informal) casi todos los sábados. Uno madura, se hace más sabio. Me dijeron que debía hacer ejercicio físico, probé media maratón, caminatas, gimnasio, pero encontré que no tenía paciencia y me parecía demasiado aburrido, aunque me gané algún trofeo, no me resultaba nada interesante. Así me que cuando me invitaron a participar de la mejenga de los sábados en la cancha del Hospital México, con un combinado de médicos, ingenieros, arquitectos y algunos amigos, probé con la esperanza de alcanzar al menos dos objetivos: ejercicio y una prueba de humildad.

Me fastidia las acciones con un sólo objetivo y por otro lado suelo participar sólo en actividades donde tengo ventaja respecto a los demás y normalmente gano (no creo en que lo importante es participar). Ahora quería poner a prueba mi tolerancia y humildad, siendo parte de un equipo donde todos serían superiores en técnica, estrategia, astucia y todo lo demás que implica ese juego, todos me reclamarían (y lo hicieron) a cada instante, estoicamente me esforzaría cada vez más y aún así sería candidato al trofeo "la perra del año".

Una noche cualquiera, entre semana, tuve un lindo y reconfortante sueño fútbol: siendo defensa habitual, me fui adelante un rato y estando de espaldas al marco, con tres defensas y el portero atrás mío, me hacen un perfecto pase de profundidad, cruzado desde la izquierda, sin opciones de girar y acosado por los defensores, hago una finta de adelantarme a tomar la pelota y providencialmente todos caen en la treta y corren hacia delante, ...me paro, cubro la bola, abro las piernas y de taquito desvío el esférico directo hacia el marco, donde el portero jamás se imaginaría: el poste izquierdo. Golazo. Sorpresa, estupor, incredulidad, aplausos incluidos, ...algo francamente onírico, ...verdad?

Claro era un sueño e ineludiblemente, llegó el sábado con su contundente realidad, pero con su magia y la mejenga liberadora de tetosterona. Sí, en un momento dado se dieron en la realidad todas las cientos de condiciones necesarias para que el escenario soñado sucediera, ...sí, y sucedió, ...no fallé en la última jugada, como en la cruel facticidad, entró el golazo, con la sorpresa, el estupor, incredulidad, aplausos incluidos, algo mágico, ...verdad?

Por eso: tengamos cuidado con lo que pedimos o soñamos, porque aunque irracional, puede hacerse realidad.

Otro sábado, al rifar los jugadores para formar los dos equipos, sucedieron dos cosas: uno de los conjuntos era notoriamente más fuerte, y un jugador, visitador médico, estaba muy molesto por haber quedado en el equipo débil, lo cual siempre trataba de evadir y además no estaría jugando junto a sus clientes a quienes les rendía notoria pleitesía. Entonces yo que había recalado por azahar en el equipo fuerte, me ofrecí a cambiar de equipo con el visitador médico, haciendo feliz al compañero, pero provocando que el equipo débil fuera más débil, en el cual no faltaron las protestas y la resignación. En cambio el visitador se solazó por el cambio y se burló de su exequipo por ser tan malos negociadores, así, se puso de portero para disfrutar de la goleada.

Ese día, por casualidad andaba por allí un excompañero de la universidad, geógrafo reciclado en agente de seguros, lo incorporamos para completar el equipo y para ver si lo mejorábamos en algo porque tenía pinta atlética. Desde luego que él nunca me había visto jugar e ignoraba mi triste realidad futbolera. Pienso que por eso tuvo la amabilidad de hacerme un limpio pase cruzado desde la derecha de la cancha, el cual empalmé con el pie izquierdo, un potente golpe franco sin dejar caer la bola, directo al marco, y ante los ojos atónitos e incrédulos del portero y visitador médico, entró el primer gol del partido: un golazo del tipo y factura de Hugo Sánchez, sin su típica celebración, porque la voltereta mortal no es recomendable frente a los médicos o la madre.

Allí no paró el asombro, un instante después, el mismo compañero desmarcado por el lado izquierdo, ya convencido de mis destrezas, me hace otro tremendo pase, que sin pensarlo dos veces y sin dejarlo tocar el suelo, empalmo con la derecha directo al marco, y, ...aunque yo mismo no lo creía, entra primorosamente como un golazo. tal fue la sorpresa y celebración del equipo, que el susodicho portero, caminó lentamente, tomó su maletín y abandonó el partido, sin ninguna explicación.

Justicias del azar, aunque se haya hecho un mal negocio. Entendí que debo hacer una excepción y aprender por cabeza ajena: prometí no menospreciar a nadie, ni siquiera al peor futbolista (máxime si ese era yo).

Desde luego que muchas veces me sucedieron cosas, como que me hacían un fabuloso pase, sólo frente al marco, un "gol muerto", facilísimo, hecho, ...había tiempo para elegir la celebración (...a lo Cuacthemoc Blanco, ...Hugo Sánchez, ...Roger Milla, ...Pelé), me preparo y disparo, pero justo un instante antes, ...la bola rebota en algo y ...zazzzzz, se abanica el pie y la bola sigue juguetona a su aire, y a continuación los lamentos y chiflidos colectivos.

Pero también otras, ...como meter un gol sin tocar la bola, un amague para distraer al portero y el pase sigue sin obstáculos hasta el fondo de las redes. O un salto sobre un charco, para hacer un pase, en cámara lenta, con la bella sensación de la ingravidez, al mejor estilo de "Air Jordan". Ya ven que viendo tele sí se aprende, pero no entiendo porqué a los jugadores de la Selección Nacional no les compran una pantalla gigante (o si la tienen, porqué ven sólo los errores?).

Ojo, que también jugué con el Equipo de Profesores del Liceo Monseñor Rubén Odio, de hecho que fue mi idea fundarlo, pero en realidad no fue por jugar fútbol, sino para resolver dos serios problemas que aquejaban al colegio: los estudiantes eran maltratados demasiado a menudo, por unas profesoras solteronas y amargadas, y eso nos complicaba el trabajo pacífico con los alumnos. Por otro lado, a mis colegas profesores varones los tenían asfixiados sus esposas, no les permitían tomarse ni una caja de cervezas (eran de 24 allá por los años 70) y una canilla al aire, ...ni se diga.

Lista la solución: una acción con dos objetivos, algo socialmente aceptado: intercambio académico y ejercicio físico, un equipo de fútbol de profesores, que irían en excursión, aceptando retos para jugar con homólogos de colegios de otras provincias. Y las profesoras solteronas?, lógico, ...de masajistas y aguateras, auxiliares para el baile posterior y cualquier otra buena idea que surgiera al arrullo de las águilas o el "cuatro plumas".

Éxito total, fuera estres, más tolerancia, alumnos menos regañados, maridos más cariñosos con sus esposas. Mucho intercambio cultural, abundancia de viajes, ...y la técnica?: fútbol total "...todos defienden, todos atacan y el que tiene la bola, tira". En todo caso, el resultado era lo de menos, aunque la sangre se calienta y hasta los gordos tienen tetosterona y la adrenalina fluye: se vibra al borde de las posibilidades y sale el auténtico "Yo", hablamos de vida y vitalidad con resultados épicos.

Ganábamos suficientes partidos como para que alguien lo echara a perder. Qué cierto es lo que decía mi abuelo: "No hay nada más peligroso, que un tonto con iniciativa". Ese alguien convenció al grupo de que participaramos en el campeonato nacional de fútbol del APSE (Asociación de Profesores de Segunda Enseñanza). Seguíamos ganando, pero al avanzar, y ante todo al peligrar con alguna pérdida, se plantea la necesidad de contar con entrenador y entrenar, inconcebible, pero cuando la avaricia aparece, todo puede suceder, hasta entrenar y llegar a creer que eso es divertido y loable.

Autodestrucción, se acabó la diversión, ya no interesaban las personas, sólo los triunfos, hacían falta "refuerzos", los gorditos, los viejos y los malos, ya no tenían oportunidad de jugar, ya no era eso: un juego, esa parte infantil básica, que todos llevamos, que nos refresca, que nos hace olvidar la falsa seriedad de la vida y la hipocresía en los objetivos. Obvio, ya las "masajistas" no tenían cabida, tampoco las "birritas". Era un asunto "serio", con dietistas, quiroprácticos y buena conducta. Ganaron el campeonato y perdieron la meta que dio origen al equipo, ya no éramos "nosotros", los compas, la mayoría de las veces no asistíamos ni como espectadores, no teníamos ninguna responsabilidad ni beneficio, aunque desde afuera, la gente estructurada e ignorante nos felicitara por la medalla y el trofeo por "éxito" logrado. Qué rara es la vida!!!, algunas veces, ...el éxito es la derrota. Y el éxito no siempre es motivación suficiente, por eso el equipo se autodestruyó.

Bueno, bueno, ...no les he contado cómo fue que me introduje en el fútbol, ...mejenguero por supuesto.

...Bajo un intenso aguacero y barro por doquier, disputaban un acalorado partido entre el Equipo de Profesores y la Selección de Alumnos del "Monse", algunos estudiantes ya entrenaban con equipos profesionales, pero todos, como debe ser en un joven, luchaban a muerte para no ser vencidos por los profesores. Lesionan un maestro y como no había suplentes, todos miran a un mirón: "el Profe IBO", el más joven, con buena condición física pero horriblemente rebelde, con pinta de hippie, pero como es el único disponible, le insisten en que entre al juego (o guerra?) porque a los 85 minutos, va empatado a cero (como en campeonato mundial) y nadie quiere perder.

Qué nunca he jugado!!!, qué no tengo zapatos de fútbol!!!, ni medias!!!, ni ganas de embarrialarme!!!, ...nada, no hay excusas, ...y si las alumnas lo piden!!!, ...a la cancha, ...a jugar.

Entro más desorientado que un papel en una fiesta de fósforos. Para acortar la distancia, voy pasando cerca de la portería de los estudiantes, cuando de pronto, imposibilitado de ver bien por efecto de la lluvia, sin darme cuenta, ...un tremendo golpe en la cabeza, ...no entiendo nada, pero todo el mundo grita GOOOOOOOOOOOOOOOLLLLLLLLLLL!!!!!, se me tiran encima los compañeros y los espectadores gritan y silvan de asombro.

Termina el partido, ...ganan los profesores, y, ...nace un héroe (por casualidad, pero héroe)

bolas de futbol.........

Un vídeo interesante: El penalty más tonto del mundo

Lo tragicómico: Situaciones cómicas del fútbol

Mujeres y futbol..Más futbol

INICIO / HOME
www.IBOenWEB.com

Mas historias (click aquí)